Esta entrada esta inspirada en este tuit de @rozarmecontigo... gracias por compartirlo!
Eran las siete de la mañana y yo iba camino del trabajo, el
metro estaba abarrotado como cada día. Mezclas de olores, razas, sexos y
estilos, era toda una experiencia viajar por las entrañas de la ciudad a esas
horas. Siempre salía con la sensación de haber estado toda la noche de fiesta o
corriendo una maratón, por lo que, desde hacía tiempo, había decidido no perder
mucho tiempo en arreglarme para ir a trabajar, ¿Para qué? Al llegar me ponía un
aséptico, asexual y anodino uniforme que cubría mis formas a la par que tapaba
mis ilusiones.
Llevaba unos vaqueros desgastados, una sencilla camiseta con una frase
en inglés que no entendía y el pelo recogido en una coleta. Los problemas de la
vida ocupaban mi mente, ¿Me renovarían en el trabajo? ¿Cambiaría de ruta de limpieza
y me libraría de los comentarios del maldito viejo asqueroso del cuarto?
El metro se paró, gente que baja y gente que sube, tenía la
mirada perdida cuando vi un papel que caía en el suelo, estaba
arrugado y no parecía importante, pero, por si acaso, me agache y cuando levante
la cabeza buscando a quien se le había caído solo alcancé a ver unas mallas
negras y una camiseta verde que se alejaban entre el bullicio de la gente.
Volví a sentarme antes de que me quitaran el sitio y miré el
arrugado papel, lo desdoblé y pude leer escrito a mano:
“TE QUIERO”
La sencillez y ternura de esa anónima declaración me
dibujaron una sonrisa, sin saber explicar el motivo, por un momento me olvide
de todos los problemas del trabajo e incluso del viejo verde del cuarto..
Levanté la mirada y descubrí a un guapo ejecutivo mirándome,
tenía una corta y cuidada barba y unos ojos verdes que se clavaron en los míos haciendo
que se me encogiera el estomago. Tenía una sonrisa divertida en su cara, me
había visto coger el papel. ¿Sería suyo? No me gustaba pensar que se estuviese
divirtiendo a mi costa así que….
El coche me había dejado tirado esa mañana y había tenido
que coger el metro, no me gustaba ese sitio. En mi trabajo la presencia es
importante y si algo se podía perder en el metro era presencia. Por suerte
había podido sentarme y los roces, empujones y apretones se reducían. Estaba enfrascado
mirando la agenda de hoy cuando vi como una chica se agachaba frente a mí y cogía
algo del suelo, parecía un papel sucio.
¿Alguien que no cobrará por ello se preocupaba por mantener
ese sitio limpio? No podía creerlo, vi como volvía a su sitio y miraba el papel.
Así que ni el papel era basura, ni ella una ciudadana ejemplar… Sencillamente
era una curiosa sin remedio y ese papel debía habérsele caído a alguien.
Seguí observando la escena y de pronto la chica sonrió para
si misma, sonrío de forma sincera y preciosa, como si, lo que hubiese visto en
ese papel, fuese algo que hubiese perdido y había vuelto a encontrar.
De pronto, levantó su mirada y la clavó en la mía, sus ojos
azules me atraparon y, al sonrojarse por descubrirme mirándola, algo se movió
dentro de mí. Por un momento aparte la mirada ligeramente avergonzado.
Entonces, ella se levantó con paso decidido, vino hacía mi
y, con cierta insolencia, me dijo:
- -
Creo que se te ha caído esto.
Al mirarlo, no pude evitar sonreír y, cuando fui a devolvérselo,
se había marchado, volví a fijarme en el papel y vi como, en la parte de detrás
había un número de teléfono…
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